Inteligencia emocional

Muchos papás nos han preguntado interesándose por el concepto de inteligencia emocional, tan nombrado en la actualidad en foros especializados y en medios de comunicación, así que os vamos a dar unas breves pinceladas para que tengáis una idea más clara de su significado y como les afecta a los más pequeños.

Está claro que las emociones son factores primordiales que determinan nuestra conducta con el mundo que nos rodea. Su manifestación condicionará nuestra personalidad y por tanto nuestras relaciones sociales, por lo que es muy importante aprender a comprenderlas y controlarlas.

La infancia es la etapa en el ser humano fundamental para el aprendizaje del manejo y control de las emociones y al mismo tiempo es la más complicada, pues no se tienen referencias anteriores que permitan abordarlas con experiencia. Es importante pues que eduquemos a los más peques con principios que favorezcan esa comprensión y ese control, de esta manera gestionarán mejor sus frustraciones, respetarán a los demás como iguales y dejarán de lado las conductas más negativas, afrontando mejor las dificultades que se les vayan presentando.

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Para la óptima consecución de estas habilidades, debemos enfocar ese aprendizaje de la manera más sencilla posible, pero al mismo tiempo debe resultar firme y poderosa. Podemos realizar actividades orientadas a conocer y expresar los sentimientos, mejorar el autoconocimiento y fomentar la comunicación.

Los niños aprenderán a refrenar su ira si controlamos esos momentos de “rabietas” y canalizamos sus reacciones. Además, deberemos ayudarles a reconocer las emociones más básicas como son la alegría, la tristeza, el miedo y la rabia, para que las puedan identificar en los demás, desarrollando así su empatía. También es muy importante potenciar su capacidad de comunicación hablando con ellos, favoreciendo que puedan expresar sus opiniones y sentimientos, enseñándoles la importancia de saber escuchar de manera activa a los demás en una conversación y responder en consecuencia.

En definitiva, cultivando la inteligencia emocional dotamos a nuestros peques con las herramientas necesarias para desenvolverse de manera más positiva en el mundo que los rodea.

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